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Cultiva tu actitud emprendedora y cosecharás éxitos

¿Sabías que la actitud es un parte fundamental de tu negocio? Hace algunos días, en nuestro artículo sobre mentalidad positiva, hablamos sobre lo importante que es manejar una buena actitud hacia la vida y el devenir de las cosas. Aquí vamos a hablar sobre las actitudes más convenientes para emprender cualquier negocio o proyecto sobre el que queramos trabajar. Y te aseguramos que, cuanto mejor domines estas habilidades, más oportunidades de éxito encontrarás en el camino, y más feliz te sentirás.


¿Qué es emprender?

Emprender significa adoptar una actitud proactiva en la vida. Es caminar hacia tu sueño, dejar de esperar a que llegue solo o que te lo den hecho, e ir a su conquista.

Hay quienes podrán decir que no nacieron para emprender, o que no todas las personas tienen las habilidades, la actitud o el carácter para hacerse cargo de un proyecto o emprendimiento. Pero la realidad es que todas las personas encaramos desafíos o cosas distintas en nuestra vida: desde la decisión por hacer un trabajo o no; elegir una carrera; cambiar de casa; etc. En algún momento, todos debemos tomar decisiones, de mayor o menor tenor, pero que sin duda significan cambios, y la actitud con que lo hagamos es lo que realmente va a marcar la diferencia en los resultados.

¿Qué significa tener actitud emprendedora?

Lo primero que hay que hay que desterrar es la idea de que esta actitud es necesariamente innata. Es cierto que muchas personas ya tienen una predisposición natural a emprender, pero esta cualidad se puede aprender y desarrollar.

No somos todos iguales, pero si nos comprometemos de un modo responsable y sincero, podemos avanzar hacia nuestras metas y ser más felices. Es un contrato con uno mismo. Y para ser fieles a nosotros mismos, a nuestros deseos, sueños y principios, es importante lograr un alto grado de autoconocimento e identificar todo aquello que nos motiva.

Actitud emprendedora es querer cambiar las cosas, no quejarse fácilmente, explorar opciones, no renunciar a los sueños. Es creer en uno mismo y en lo que podemos lograr. Es generar cambios, tomar decisiones, encender (em-prender) la llama interna. Seguir nuestra pasión, nuestro instinto, para lograr una situación mejor que la que tenemos. Es arriesgar y es automotivarse. Es sentir una “necesidad de logro”, es decir: necesidad de hacer realidad una idea, de hacer que funcione, de hacer que las cosas ocurran.

Cualidades del emprendedor

Entonces, como emprendedores, es muy valioso que reconozcamos y cultivemos las siguientes actitudes:

█ Atreverse a los desafíos.

█ Desenvolverse en la incertidumbre.

█ Crecer en perseverancia.

█ Desarrollar tolerancia al fracaso. Nadie consigue algo sin haber fracasado antes. El fracaso enseña, estimula la creatividad y despliega la intuición.

█ Fortalecer la capacidad de soportar la presión ya que probablemente deba lidiar con distintos obstáculos que serán, no solamente las circunstancias que se le presentan, sino también sus emociones, experiencias previas, herramientas e incluso relaciones.

█ Aprender a ser resiliente: sobreponerse a las circunstancias de la vida y salir fortalecido de ellas.

█ Mantenerse abierto al aprendizaje.

█ Estar predispuesto a cambiar.

█ Tener empatía.

█ Tener un referente o mentor (alguien que haya hecho el camino antes y haya logrado resultados).

Compartir lo aprendido con otros: siempre hay alguien a quien le sirva nuestra experiencia.

¿Cuáles con los enemigos de la actitud emprendedora?

Si hay algo que definitivamente no favorece nuestra actitud emprendedora son las tareas sin terminar, las planificaciones interminables, la famosa procrastinación (que no es más que hacer cualquier cosa antes que lo que debemos hacer), y algunas “trampas” que nos pone nuestra mente, entre ellas:

  1. No sentirnos suficientemente “expertos” o conocedores del tema: pura inseguridad. Siempre habrá gente que sepa más que nosotros o más preparada, pero también hay otras personas a las que podríamos ofrecerles lo que nosotros tengamos para dar.

  2. La sobre-preparación: esta trampa está relacionada con la anterior y nos lleva a engancharnos con cuanto curso o formación se nos cruza, posponiendo la realización de nuestros objetivos emprendedores. Además, ni toda la formación del mundo es garantía de éxito emprendedor.

  3. El perfeccionismo: otra excusa que nos lleva a NO hacer y a no disfrutar del proceso.

  4. El “eso ya lo sé”: no importa cuántas veces hayas oído algo, si no lo pusiste en práctica, de poco vale, y estarás cerrando tu mente a los aprendizajes.

  5. El agobio por conocer o probar toda técnica novedosa e “infalible” que se pone de moda o que le sirvió a otro.

Si logramos identificar que nuestra mente nos está haciendo esas malas pasadas, ¡tomemos acción!

→ Hagamos planes sencillos, que puedan plasmarse en un par de hojas. Exigirnos en un plazo corto de tiempo y con objetivos fáciles de conseguir nos permitirá celebrar pequeñas victorias y mantener nuestra motivación.

Avancemos con lo que tenemos. Hay que lanzar el proyecto e ir haciendo ajustes sobre la marcha.

→ Si es necesario incorporar conocimientos o técnicas, hagámoslo de a uno por vez y llevándolos a la práctica.

→ Pensemos en todos los que podemos ayudar con nuestro proyecto y no nos quedemos solamente con el dinero que podamos ganar.

Escuchemos lo que las personas tengan para decirnos y mantengámonos abiertos a aprender cosas nuevas, así podremos mejorar.

→ El secreto del éxito es la repetición. Nadie empezó siendo un experto.

Disfrutemos del proceso y celebremos los pequeños éxitos diarios. ¡Está bien darnos un premio!


 

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¿Qué más puedo hacer para crecer como emprendedor?

  • Participar en asociaciones y grupos que conozcan del tema. Hasta el taller más pequeño o un cruce de palabras con un par, ayudará a abrir la mente del emprendedor.

  • Desarrollar capacidad de negociación y liderazgo.

  • Aprender a consolidar equipos de trabajo y a delegar. Si bien es conocida (y necesaria) la capacidad multitarea inicial del emprendedor, luego se debe identificar aquellas áreas que se puedan delegar.

  • Saber dar para recibir.

  • Saber escuchar.

  • Alimentar la creatividad, que generalmente empieza a brillar en los momentos críticos, más que en aquellos estables o cómodos.

  • Desarrollar madurez e inteligencia emocional.

  • Mantener vivo el fuego interior. Tu pasión y talento son únicos e intransferibles.

Y por supuesto, más allá de todo, emprender también puede ser divertido si aprendemos a disfrutar de proceso.

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#lifestyle #mentalidad #emprender

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