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Comunicación eficaz: los 15 errores que debes evitar

En artículos anteriores ya hablamos de la importancia de lograr un buen manejo de las habilidades de comunicación, a fin de que nuestras relaciones personales y laborales crezcan en el sentido correcto.

En esta ocasión nos enfocaremos en aquellos aspectos que realmente “enredan” nuestras comunicaciones y no nos permiten avanzar con fluidez hacia nuestros objetivos.

En principio, hay que tener en cuenta que pueden existir ciertos obstáculos que estén interfiriendo en nuestra comunicación. Por ejemplo:

  • Experiencias negativas del pasado: recuerdos de cuando hemos sido criticados, rechazados o ignorados, o si nuestros esfuerzos por aclarar alguna situación han sido inútiles.

  • Miedo a exponerse por el temor al rechazo, la burla o a sentirnos vulnerables.

  • Pensar que el esfuerzo no va a servir de nada, actitud que podría estar encubriendo el miedo a fallar.

  • No detectar claramente nuestros sentimientos, pensamientos y deseos al momento de comunicar, podría hacernos cometer errores.

  • Sostener un falso orgullo que no nos permita ceder o reconocer un error en pos de mostrar una falsa seguridad y confianza.

  • Cada uno de estos obstáculos nos puede arrastrar a cometer errores en nuestra comunicación diaria, sea en contextos íntimos, laborales o públicos.

Prestá atención a estos 15 errores de comunicación:

La lista la propuso Carol Morgan y nos pareció súper clara por eso nos hacemos eco de ella. Se trata de errores que cometemos sin darnos cuenta, y lo cierto es que sólo haciéndonos conscientes de ellos podremos mejorar nuestra comunicación. Fijate si estás cometiendo alguno de ellos en tu vida:

No usar el “nosotros”

Utilizar el lenguaje de “mío y tuyo” puede generar una sensación de competencia en la relación o incluso plantearla como un enfrentamiento. En cambio, entablar una conversación desde el “nosotros” genera un mejor clima, nos muestra más receptivos, empáticos y predispuestos a trabajar y resolver juntos, como un equipo.

No establecer contacto visual

Si alguien te está hablando, establece contacto visual. Y si estás muy ocupado u ocupada como para darle tu atención, simplemente explicale que debe esperar unos minutos o regresar en otro momento en el que puedas atenderlo. De esta forma evitarás muchos malestares y conflictos de comunicación.


Interrumpir

Cada vez que interrumpís a una persona le estás diciendo: “Lo que yo tengo que decir es más importante que lo que tuyo” o incluso “Yo soy más importante”. Los psicólogos aseguran que los hombres tienden a hacerlo más frecuentemente, como una demostración de poder. De todos modos, este es un muy mal mensaje si queremos ser comunicadores eficaces.


Tener un lenguaje corporal negativo o apático

Ya sabemos que el 90% del significado de un mensaje se comunica a través del lenguaje corporal. El contacto visual del que hablamos antes es parte de ese lenguaje. Pero hay mucho más, por ejemplo, tus posturas: Cuando te hablan, ¿te inclinás hacia adelante o te alejás como si no te importara? ¿Cómo movés tu cabeza? ¿Te sentás cerca o lejos de la persona? Estos comportamientos inconscientes también envían poderosos mensajes.


No parafrasear o repetir lo que la otra persona dice

Muchas veces contestamos: “Mmmmmm hmmmm...” o “Aha…” o “Sí”, pero en realidad no estamos realmente escuchando al otro. Y seguro que también te pasó a la inversa y te quedaste con la sensación de que lo que dijiste “entró por un oído y salió por el otro”.

Por eso es útil poner en práctica esta técnica de parafrasear: si haces el esfuerzo de repetirle a la otra persona lo que te ha dicho, le estás demostrando que le prestaste atención y que registraste su mensaje. Una forma de hacerlo es decir algo como: “Por lo que entiendo, ¿me estás diciendo que cada vez que llego tarde te preocupas? ¿Es así?


Asumir cosas antes de escuchar el mensaje completo

Si alguna vez te quedaste mirando a la persona que te hablaba mientras pensabas: “ya sé lo que sigue, ni necesito escuchar…”; mejor no lo sigas haciendo. ¡Los demás podrían sorprenderte! Y además, seguro que no te gustaría que te lo hicieran a vos.


Dejar que tus emociones controlen lo que dices

Si estás dominado por alguna emoción como por ejemplo, el enojo; es mejor que respires hondo, te calmes y te enfríes, para no tener que arrepentirte después de lo que hagas o digas. Y luego, cuando puedas volver a pensar lógicamente, podrás asumir el conflicto y tratar de encontrarle una solución. En este punto vale recordar que la utilización del “nosotros” para resolver cualquier problema puede traernos más de una satisfacción.

No hacer algunas preguntas extra

Cuando estamos en medio de una conversación, el decir cosas como “contame más sobre eso” o “¿cómo te sentiste?” le hace saber a la otra persona que te interesa lo suficiente como para preguntarle más cosas.

Hablar demasiado de uno mismo

Eso nos muestra como personas demasiado egocéntricas y poco interesadas en los demás, y no es un buen signo si pretendemos ser comunicadores más eficaces. Hay que acordarse de que la comunicación es un “poner en común”, “compartir”, no solamente “transmitir” lo que yo quiero. De esta forma, lograremos relaciones mucho más ricas en nuestra vida. No está de más preguntar cómo está la otra persona de vez en cuando, ¿no?

Necesitar “ganar” la discusión

No es necesario tener la razón o “ganar” en cada conversación que tengamos. La vida y las relaciones humanas no son una competencia, al menos, no deberíamos asumirlas de ese modo. Y nadie tiene la razón todo el tiempo. Ser conscientes de esto y estar predispuestos a reconocer nuestros errores es una señal de madurez.

Atacar el carácter o la forma de ser de otras personas en vez de lo que dicen o hacen.

Decirle a otra persona “sos esto” o “sos lo otro” nos lleva únicamente a empañar o incluso estropear la relación. En cambio, sí podemos demostrar nuestro desacuerdo con lo que dice o hace esa persona, sus palabras o acciones, no su persona. Es importante ser cuidadosos con la autoestima ajena.

Esperar a que el otro lea mi mente

Nadie puede hacerlo. A veces -en especial las mujeres- intentamos comunicar algo de manera “indirecta”. Pero eso no nos asegura una comunicación eficaz, de hecho, seguro nos traerá más de un malentendido. Así que, si realmente queremos que alguien nos entienda, hay que hablar directamente. No podemos esperar que el otro nos entienda, o confiar en que lo hayan hecho, si lo que dijimos estaba en “código”.

Dejar que cualquier cosa te distraiga

El teléfono, la televisión, los propios pensamientos, incluso una mala actitud o mal humor… Muchas cosas pueden distraernos de una conversación. Lo importante es tomar conciencia de esa situación (más aún si tenemos una tendencia a hacerlo) y revertirla. De lo contrario sólo estamos trasmitiendo un fuerte mensaje de desinterés a la otra persona.


No ser empático

Cada persona ve las cosas a su manera. Se trata de puntos de vista diferentes frente a cada situación en base al bagaje de conocimiento y experiencias previas de cada uno, y eso nunca es igual. Todo se basa en cómo lo percibe el individuo. Tener empatía y darte cuenta que la experiencia de la otra persona es muy real para ella, es la clave para las buenas relaciones humanas.

 

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Observar, corregir y practicar para ser comunicadores más eficaces

Ser un buen comunicador requiere de esfuerzo, como cualquier otra habilidad que quieras dominar. Pero dar pequeños pasos cada día en la dirección correcta hará que consigas muchas más satisfacciones en todos los ámbitos de la vida: en tus relaciones personales, en las laborales y en el logro de tus metas. Así que, ¡manos a la obra!

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#ComunicaciónEficaz

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